En el
capítulo V, “La sombra de Charles Fourier", refiriéndose a los presentes
en una reunión de la logia masónica, "La Perfecta Igualdad ",
en la que interviene Flora Tristán, se dice: "Más grave que el número
de oyentes era su composición social. Desde el proscenio, decorado con un
jarroncito de flores y una pared llena de símbolos masónicos, mientras monsieur
Lagrange la presentaba, Flora descubrió que tres cuartas partes de los asistentes eran patrones y sólo un tercio
obreros".
Es
obvio que en esa reunión no cabía ni un alfiler. O en todo caso, debería explicarnos
el autor, que había obreros que eran patrones o patrones que eran obreros,
supuesto de difícil explicación en el mundo revolucionario de la época.
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