lunes, 27 de abril de 2015

ARREGLANDO EL MUNDO

Un científico que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba decidido a encontrar los medios para aminorarlos y pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas.
Cierto día, su hijo de 7 años fue al laboratorio decidido a ayudarle en el trabajo. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lado.
Viendo que era imposible sacarlo de allí, pensó en algo para distraer su atención. Arrancó una hoja de una revista que tenía un mapa del mundo, con unas tijeras recortó el mapa en multitud de pedazos y con un rollo de cinta de pegar se los entregó al niño diciendo: “Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto para que lo recompongas sin ayuda de nadie”.
El científico calculó que le llevaría varias horas componer el mapa, pero no fue así, pasados 15 minutos ya lo había terminado.
El padre no se lo creía. Era imposible que a su edad consiguiera recomponer un mapa que nunca había visto antes.
Efectivamente, todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo un niño de esa edad ha sido capaz de hacerlo?
El padre le preguntó con asombro: ”Hijo, si no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lo has sido capaz de hacer el rompecabezas?
El niño respondió: “Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que por la vuelta había un hombre. Di la vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía cómo era. Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta a la hoja y vi que había arreglado al mundo”.
Moraleja: A veces nuestros problemas son difíciles de resolver, pero si los mirásemos al revés, con otra visión, podremos encontrarles la solución.

lunes, 20 de abril de 2015

EL VIOLINISTA

Cierto día, un músico callejero se situó en la entrada del metro "L'Enfant Plaza" de  Washington, DC. Era una mañana muy fría del mes de enero.
El violinista estuvo tocando durante 45 minutos. Empezó con Bach, luego el “Ave María” de Schubert, siguió con Manuel Ponce y Massenet y, finalmente, Bach de nuevo.
Eran las 8 de la mañana, hora punta. Pasaban cientos de personas frente a él, casi todas camino de sus trabajos.
A los pocos minutos, un hombre de avanzada edad reparó en el músico, aminoró el paso, se detuvo unos segundos y emprendió de nuevo su camino. Un minuto más tarde, el músico recibió un primer dólar: sin pararse, una mujer lanzó un billete a la caja del violín. Poco después, un individuo se paró unos instantes a escuchar, pero al mirar su reloj, echó a andar de nuevo rápidamente; se le estaba haciendo tarde.
El que le prestó mayor atención fue un niño de unos 4 años. Su madre lo cogió y tiró de él, pero el pequeño seguía escuchando. Finalmente, su madre lo agarró fuertemente y siguieron andando. El niño, mientras caminaba, seguía mirando al músico con la cabeza vuelta.
Durante los 45 minutos que el músico estuvo tocando, tan solo hubo 7 personas que se detuvieron a escucharlo, pero todas muy brevemente.
En total, logró reunir 32 dólares. Nadie miró cuando el músico dejó de tocar. Nadie le aplaudió. De entre el millar de personas que pasó por delante de él, nadie le reconoció.
Nadie notó que el músico era Joshua Bell, uno de los mejores violinistas del mundo. En los pasillos del metro tocó algunas de las más difíciles partituras que jamás se han escrito, y todo ello con un Stradivarius de 1713 valorado en 3,5 millones de dólares.
Dos días antes de estos hechos, no quedaban entradas a la venta para su concierto en el teatro de Boston, aunque costaban casi 100 dólares.
Esta actuación de incognito de Joshua Bell en la estación de metro fue organizada por el Washington Post para investigar la percepción, el gusto y las prioridades de la gente.
Estas eran las preguntas:
·  ¿Podemos, en un ambiente cotidiano y a una hora inusual, apreciar belleza?
·  ¿Nos pararíamos para apreciarla?
·  ¿Podemos reconocer el talento en un contexto inusual?
Una de las posibles conclusiones del experimento podría ser:
Si no nos detenemos unos segundos a escuchar a uno de los mejores músicos del mundo cuando está tocando una de las más bellas partituras, ¿cuántas otras cosas extraordinarias nos estaremos perdiendo diariamente al no saber apreciarlas?

lunes, 13 de abril de 2015

EL CONDUCTOR PERDIDO

Conductor: Disculpe, ¿podría ayudarme? He quedado a las 2 con un amigo, llevo media hora de retraso y no sé dónde me encuentro.
Transeúnte: Claro que sí. Se encuentra en un coche, a unos 7 km del centro ciudad, entre 40 y 42 grados de latitud norte y 58 y 60 de longitud oeste.
Conductor: ¿Es Vd. ingeniero? ¿Verdad?
Transeúnte: Sí señor, ¿cómo lo adivinó?
Conductor: Muy sencillo, todo lo que me ha dicho es 'técnicamente correcto', pero prácticamente inútil. Continúo perdido, llegaré tarde y no sé qué hacer con su información.
Transeúnte: ¿Es Vd. jefe? ¿Verdad?
Conductor: En efecto, ¿cómo lo supo?
Transeúnte: Porque no sabe dónde está ni hacia dónde se dirige, ha hecho una promesa que no puede cumplir y espera que otro le resuelva el problema. De hecho, está Vd. exactamente en la misma situación que estaba antes de encontrarnos, pero ahora, por alguna extraña razón parece que la culpa es mía.