martes, 27 de septiembre de 2016

EL CÍRCULO DEL ODIO

Un importante empresario estaba enojado y regañó al director de uno de sus negocios.
El director llegó a su casa y gritó a su esposa, acusándola de que estaba gastando demasiado porque había un abundante almuerzo en la mesa.
La señora gritó a la empleada, que rompió un plato y le dio una patada al perro porque la hizo tropezar.
El animal salió corriendo y mordió a una señora que pasaba por allí.
Cuando ella fue a la farmacia para hacerse una curación, gritó al farmacéutico porque le dolió la aplicación de la vacuna.
Este hombre llegó a su casa y le gritó a su madre porque la comida no era de su agrado.
La señora, manantial de amor y perdón, le acarició la cabeza mientras le decía: Hijo querido, te prometo que mañana haré tu comida favorita. Trabajas mucho, estás cansado y hoy precisas una buena noche de sueño. Voy a cambiar las sábanas de tu cama por otras bien limpias y perfumadas para que puedas descansar en paz. Mañana te sentirás mejor. Lo bendijo y abandonó la habitación, dejándole solo con sus pensamientos.
En ese momento se interrumpió el círculo del odio, al chocar con la tolerancia, la dulzura, el perdón y el amor.

martes, 20 de septiembre de 2016

MAESTRO Y ESCORPIÓN

Un maestro oriental, cuando vio como un escorpión se estaba ahogando, decidió sacarlo del agua.
Cuando lo hizo, el alacrán le picó. Por la reacción al dolor, el maestro le soltó, y el animal cayó al agua y de nuevo se ahogaba.
El maestro intentó sacarlo otra vez, y de nuevo el escorpión le picó.
Alguien que había observado todo, se acercó al maestro y le dijo: Perdone, pero usted es terco, ¿no entiende que cada vez que intente sacarlo del agua le picará?
El maestro respondió: La naturaleza del escorpión es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar.
Entonces, ayudándose de una hoja, el maestro sacó al animalito del agua salvándole así la vida.
Moraleja: No cambies tu naturaleza si alguien te hace daño; sólo toma precauciones.

martes, 6 de septiembre de 2016

LAS TRES REJAS

El joven discípulo de un filósofo sabio llegó a casa de este y le dijo: Maestro, un amigo suyo estuvo hablando mal de usted.
¡Espera! -le interrumpió el filósofo-. ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
¿Las tres rejas?
Sí. La primera es la reja de la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
No; lo oí comentar a unos vecinos.
Entonces al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Esto que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?
No, en realidad no. Al contrario…
¡Vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
A decir verdad, no.
Entonces, si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido.