lunes, 18 de mayo de 2015

MUJERES

Una mujer, a la que le diagnosticaron un cáncer terminal dándole dos meses de vida, decide ir a un pintor a hacerse un retrato para dejarlo como recuerdo a su familia.
El día que llega al taller del pintor, se sienta para posar y el pintor la empieza a retratar.
Al cabo de un rato:
Mujer: Perdón, ¿podría pintarme una diadema de diamantes en la cabeza?
Pintor: Sí, señora, por supuesto.
Al cabo de unos minutos:
Mujer: ¿Y un collar de perlas en el cuello?
Pintor: Por supuesto, señora.
Y le va pidiendo que le pinte una sortija con un rubí, una pulsera de oro macizo, etc.
Al cabo de unas horas el retrato queda terminado con la mujer llena de joyas por todas las partes del cuerpo.
Pintor: Perdone señora, ¿para qué ha querido que le pinte tantas joyas?
Mujer: Para que la guarra que se case con mi marido se vuelva loca buscándolas.

lunes, 11 de mayo de 2015

EN EL PEDIATRA

Una mujer lleva a un bebé recién nacido al pediatra.
El médico examina al niño y descubre que está por debajo del peso normal.
Pediatra: ¿Se alimenta con biberón o con pecho materno?
Señora: Con pecho materno.
Pediatra: Por favor señora, Descúbrase los pechos.
La mujer obedece, y el médico toca, palpa y oprime ambos pechos, en un examen detallado, luego le indica que se cubra.
Pediatra: Con razón el niño pesa poco señora, usted no tiene leche.
Señora: Ya lo sé, doctor. Soy su abuela, pero si supiera lo contenta que estoy de haber venido a su consulta.

lunes, 4 de mayo de 2015

EL BANQUERO

Un famoso banquero, yendo en su limusina, vio a dos hombres a la orilla de la carretera comiendo césped.
Preocupado, ordenó a su chofer detenerse y bajó a investigar.
Banquero: ¿Por qué están Vds. Comiéndose el césped?
Hombre 1: No tenemos dinero para comida, por eso tenemos que comer césped.
Banquero: Bueno, entonces vengan a mi casa que yo los alimentaré.
Hombre 1: Gracias, pero tengo esposa y dos hijos conmigo. Están allí, junto al árbol.
Banquero: Que vengan también.
(Volviéndose al otro pobre hombre)
Banquero: Vd. también puede venir.
Hombre 2: Pero, señor, yo también tengo esposa y seis hijos conmigo.
Banquero: Pues que vengan también.
Entraron todos en el enorme y lujoso coche y de camino:
Hombre 1: Es usted muy bueno. Muchas gracias por llevarnos a todos.
Banquero: Hombre, no le dé vergüenza, soy muy feliz de hacerlo. Les va a encantar mi casa, el césped está como de veinte centímetros de alto.
Moraleja: Cuando crea que un banquero le está ayudando, piénselo dos veces.