María, una empleada doméstica, pidió aumento de
sueldo y a la señora no le sentó muy bien tal solicitud.
María: Hay tres razones: La primera es que yo plancho la
ropa mejor que usted.
Señora: ¿Quién te ha dicho que planchas mejor que yo?
María: Su esposo, señora.
Señora: ¡Vaya por Dios!
María: La segunda razón es que yo cocino mejor que usted.
Señora: Eso es puro cuento, ¿quién te ha dicho que cocinas mejor que yo?
María: También su esposo, señora.
Señora: ¡Caramba con mi marido!
María: Y la tercera razón, la más importante, es que hago
el amor mejor que usted.
Señora: (gritando y completamente
descompuesta) ¿Mi
esposo te ha dicho eso?
María: No, señora, de momento me lo ha dicho el jardinero.
(La señora le aumentó el sueldo)
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