martes, 17 de abril de 2018

DE VACILÓN A VACILADO

Ésta es una adaptación del acertijo lógico "El burlador burlado" que figura en el libro "¿Cómo se llama este libro?" de Raymond Smullyan, ed. Cátedra.

Siempre me ha gustado entretener a los niños pequeños. A mis dos sobrinos de 7 y 5 años, Daniel y Raúl, solía hacerles juegos de magia de todo tipo, especialmente con las cartas de la baraja. Habían cogido tal vicio, que nada más de entrar en su casa, me pedían que les hiciera algún truco.
Un día, al llegar, les dije:
Tengo un truco con el que os puedo convertir a los dos en leones.
Daniel: Vale, conviértenos en leones.
Bueno, puedo convertiros en leones, pero no lo voy a hacer porque luego no podría volver a convertiros en niños.
Raúl: Es igual, tú conviértenos en leones de todas formas.
De verdad, luego no hay forma de desconvertiros.
Daniel: ¿Y cómo haces para convertirnos en leones?
Pues, pronunciando unas palabras mágicas.
Raúl: ¿Y cuáles son las palabras mágicas? Dínoslas.
Si os las digo tendría que pronunciarlas y entonces os convertiría en leones.
Daniel y Raúl: (Pensando un momento) Pero, ¿no hay otras palabras mágicas que sirvan para desconvertir?
Claro que las hay, pero si digo las primeras palabras mágicas os convertiríais en leones, pero no sólo vosotros sino todo el mundo, incluido yo, y como los leones no saben hablar no quedará nadie en el mundo que pudiera decir las otras palabras mágicas para desconvertirnos.
Daniel: Pues, escríbelas.
Raúl: Jo, yo no sé leer.
Incluso escritas convertirían a todo el mundo en león.
Daniel y Raúl: ¡Ahhhh!
Al cabo de dos días, Daniel me llamó por teléfono y me dijo: “Tío, soy Daniel, quiero preguntarte una cosa que me trae de cabeza desde el otro día, ¿cómo hiciste tú para aprender las palabras mágicas?”.

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