martes, 13 de marzo de 2018

EL CAMARERO, EL BROMISTA Y EL 13

La siguiente historia muestra que hay que meditar y razonar antes de tomar decisiones para no tener que arrepentirnos después.

En una cafetería, allá por los años 80, un camarero temía la llegada de cierto cliente impertinente y bromista, siempre con la misma "gracia".
- Buenos días. Ponme un café con leche.
- Sí señor.
- ¿Qué te debo?
- Trece pesetas, señor.
El cliente llevaba preparado dinero suelto: trece monedas exactamente de una peseta; y pagaba lanzándolas de una en una a lo largo de toda la barra de la cafetería, lo que obligaba al pobre camarero a recogerlas con paciencia.
- Una, dos, tres, cuatro... -contaba el cliente mientras esparcía las monedas-.
Pero llegó el día en el que el camarero creyó poder vengarse del cliente.
- Buenos días. Ponme un café con leche.
- Sí señor.
- ¿Qué te debo?
- Trece pesetas, señor.
En ese momento el camarero ve, no sin asombro, que el cliente deposita sobre la barra una moneda de 25 pesetas.
¡Ésta es la mía! -pensó el camarero-. Recogió la moneda de 25 y le dio el cambio de doce pesetas, de este modo:
- Unaaaaaa, dooooosss, treeeesss... -al tiempo que las esparcía por toda la barra, tal y como siempre hiciera el cliente-.
Con sonrisilla maliciosa, una vez terminado el esparcimiento de monedas por parte del camarero, el cliente metió su mano en el bolsillo con cierta parsimonia, sacó una moneda de una peseta y poniéndola en la barra dijo:
- Por favor camarero, ponme otro café con leche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario