martes, 15 de noviembre de 2016

CONSEJO CHINO

Un campesino chino, pobre y muy sabio, trabajaba la tierra duramente con su hijo.
Un día el hijo le dijo: Padre, ¡qué desgracia! Se nos ha ido el caballo.
¿Por qué le llamas desgracia? Veremos lo que trae el tiempo...
A los pocos días el caballo regresó, acompañado de otro caballo. ¡Padre, qué suerte!
Nuestro caballo ha traído otro caballo.
¿Por qué le llamas suerte? Veamos qué nos trae el tiempo.
Unos días más tarde, el muchacho quiso montar el caballo nuevo, y éste, no acostumbrado al jinete, se enfurecio y lo arrojó al suelo. El muchacho se rompió una pierna.
Padre, ¡qué desgracia! Me he roto una pierna!
El padre, retomando su experiencia y sabiduría, sentenció: ¿Por qué le llamas desgracia? Veamos lo que trae el tiempo.
El muchacho no se convencía de la filosofía del padre, sino que se quejaba en su cama.
Pocos días después pasaron por la aldea los enviados del rey, buscando jóvenes para llevárselos a la guerra. Vinieron a la casa del anciano, pero como vieron al joven con su pierna escayolada, lo dejaron y siguieron de largo.
El joven comprendió entonces que nunca hay que dar ni la desgracia ni la fortuna como absolutas, sino que siempre hay que darle tiempo al tiempo, para ver si algo es malo o bueno.

La moraleja de este antiguo consejo chino es que la vida da tantas vueltas, y es tan paradójico su desarrollo, que lo malo se hace bueno, y lo bueno, malo. Lo mejor es esperar siempre el día de mañana, pero sobre todo confiar en que todo sucede con un propósito positivo para nuestras vidas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario