lunes, 21 de septiembre de 2015

POR QUÉ DESPEDÍ A MI SECRETARIA

Un hombre le explicaba a otro por qué había despedido a su secretaria dos semanas atrás: Fue mi cumpleaños número 37 y no me sentía nada bien cuando me levanté esa mañana. Fui a desayunar sabiendo que mi esposa estaría contenta y me diría "Feliz Cumpleaños" y quizás tuviera un regalo para mí, pero ella ni siquiera me dio los buenos días. Dije para mis adentros, bueno, quizás mis hijos se acuerden. Los niños vinieron a desayunar y no dijeron una sola palabra. Cuando me fui a la oficina me sentía totalmente deprimido y para mis adentros pensé ni siquiera el perro se mostró agradecido, valiente chiste este de celebrar un cumpleaños más y a toda mi familia le importo poco. Al entrar en mi despacho, mi bella secretaria Jeanette, me dijo: "Buenos días jefe y feliz cumpleaños". Ahí me empecé a sentir un poco mejor, por lo menos ella sí se acordaba.
Después de innumerables reuniones y telefonazos, ya cerca de las dos de la tarde, entró Jeanette y me dijo: Sabe, hace un día precioso y además es su cumpleaños, ¿qué tal sí vamos a comer los dos solos, Vd. y yo?
Yo dije: Esta es la mejor cosa que he oído en todo el día.
Así que salimos, en vez de ir a comer al lugar acostumbrado, fuimos a un sitio "seguro" en el campo, un lugar mucho más privado. Comimos y nos tomamos varios martinis, la comida estuvo deliciosa, nos divertimos mucho.
De regreso a la oficina, ella dijo: ¿Para qué desperdiciar este ambiente? Mejor en lugar de volver a la oficina, le invito a mi apartamento en donde le podré preparar unos deliciosos martinis o lo que quiera.
Una vez dentro del departamento, puso música suave (por cierto, una de mis preferidas), la luz tenue y me dijo de manera prometedora: Si no le molesta, creo que voy a cambiarme de ropa y ponerme algo más cómodo, ahora vuelvo.
La dejé ir, no me molestaba eso. Entró en su habitación, cerrando la puerta a su paso, y a los seis minutos volvió cargada con un gran pastel de cumpleaños, seguida de mi esposa, hijos y algunos compañeros de oficina, todos ellos cantando "Cumpleaños feliz…", y allí estaba yo desnudo en la sala, sólo con los calcetines puestos (es que soy muy friolero).
¿No habrían hecho ustedes lo mismo?

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