
Después de innumerables
reuniones y telefonazos, ya cerca de las dos de la tarde, entró Jeanette y me
dijo: Sabe, hace
un día precioso y además es su cumpleaños, ¿qué tal sí vamos a comer los dos
solos, Vd. y yo?
Yo dije: Esta es la mejor cosa que he oído en todo el
día.
Así que salimos, en vez de ir
a comer al lugar acostumbrado, fuimos a un sitio "seguro" en el
campo, un lugar mucho más privado. Comimos y nos tomamos varios martinis, la
comida estuvo deliciosa, nos divertimos mucho.
De regreso a la oficina, ella dijo: ¿Para qué desperdiciar
este ambiente? Mejor en lugar de volver a la oficina, le invito a mi
apartamento en donde le podré preparar unos deliciosos martinis o lo que quiera.
Una vez dentro del
departamento, puso música suave (por cierto, una de mis preferidas), la luz
tenue y me dijo de manera prometedora: Si no le molesta, creo que voy a cambiarme de ropa y ponerme
algo más cómodo, ahora vuelvo.
La dejé ir, no me molestaba
eso. Entró en su habitación, cerrando la puerta a su paso, y a los seis minutos
volvió cargada con un gran pastel de cumpleaños, seguida de mi esposa, hijos y
algunos compañeros de oficina, todos ellos cantando "Cumpleaños feliz…",
y allí estaba yo desnudo en la sala, sólo con los calcetines puestos (es que
soy muy friolero).
¿No habrían hecho ustedes lo
mismo?
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