lunes, 10 de agosto de 2015

JUBILACIÓN DE LUJO

Hace unos años, mis hijos y yo hicimos un crucero por el Mediterráneo a bordo del trasatlántico Sea Princess.
Durante la cena, vimos a una señora mayor sentada sola en una mesa del comedor. Vi que los empleados, oficiales, camareros tenían suficiente confianza con ella. Pregunté a nuestro camarero por ella esperando me dijese que era socia de la compañía, pero todo lo que me dijo es que viajaba a muy menudo en el crucero.
Una noche, saliendo del comedor, nos pasamos por su mesa para saludarla, tras presentarme: Parece que usa mucho los servicios de este barco.
Sí, es verdad.
¿Y siempre viaja sola?
Sí, y es más barato que una residencia.
¿Cómo llegó a esta conclusión?
Se lo voy a explicar y lo entenderá:
El coste medio de una residencia para personas mayores es de 80€ por día.
El precio en el Princess (hecha la reserva con tiempo y con la reducción para jubilados) es de 54€ por día.
Esto me deja 26€ por día para gastar como quiera.
Puedo dar propinas que nunca son mayores de 10€.
Puedo comer hasta 10 veces al día en el restaurante o utilizar el servicio de camarote, lo cual quiere decir que podré tomar el desayuno en la cama todos los días.
El crucero tiene tres piscinas, gimnasio, lavandería… gratis y espectáculo cada noche.
Me dan gratis pasta de dientes, y demás útiles de aseo.
Me tratan como  un cliente y no como un número. Un suplemento de 5€ en propinas pondrá todo el equipaje a tus pies.
Hago nuevas amistades cada vez.
¿La tele no funciona? ¿Hay que cambiar una bombilla…? Ningún problema lo reparan todo y hasta me dan excusas por la molestia.
Mantel y servilletas limpias a diario.
Si me caigo y me rompo un hueso, en una residencia dependerá de la Seguridad Social. Si el mismo accidente ocurre en el barco me dan la mejor cabina para el resto de mi vida.
Y ahora lo mejor. ¿Quiero ver Sudamerica, el canal de Panamá, Tahiti, Australia, Nueva Zelanda, Asia... o cualquier otro destino? Siempre habrá un barco listo para ir, así pues no me busque en una residencia para mayores, que estaré de crucero.
Por último. Cuando muera, tengo contratado y firmado por mi compañía de seguros y mi familia que me tirarán por la borda y sin gastos.

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