Un policía de tráfico detiene a
un conductor que conducía a excesiva velocidad y que se acababa de saltar un semáforo
en rojo.
Policía: Buenos día, señor. Usted conduce a velocidad excesiva,
¿puedo ver su permiso de conducir?
Conductor: No tengo, me lo retiraron la última vez que cometí una
infracción.
Policía: ¡Va conduciendo sin permiso! ¡Enséñeme los papeles del
vehículo!
Conductor: No los tengo, el coche es robado.
Policía: ¿Conduce un coche robado y sin permiso?
Conductor: Sí, pero me parece que los papeles están en la guantera,
los vi cuando guardé allí mi pistola.
Policía: ¿Tiene una pistola en la guantera?
Conductor: Sí. La puse ahí después de matar a la dueña del coche y
meter su cuerpo en el maletero.
Policía: Pero, ¿me está diciendo que lleva Vd. un cadáver en el
maletero?
Conductor: Así es, señor agente.
Ante lo grave que se tornaba el
asunto, el policía alarmado opta por llamar por radio a su cuartel pidiendo
refuerzos y llegan varias patrullas con un jefe.
Tras explicarles rápidamente la
situación, el Comisario se aproxima cautelosamente al vehículo.
Comisario: Señor, ¿puedo ver su permiso de conducir?
Conductor: Por supuesto, aquí está.
Comisario: ¿A quién pertenece el vehículo?
Conductor: Es mío. Aquí tiene los papeles.
Comisario: No es lo que me dijeron. Por favor abra lentamente la
guantera para ver si hay una pistola dentro.
Conductor: Con mucho gusto. ¡Oh, está el osito de peluche de mi
hijo! Lo hemos buscamos por todas partes.
Comisario: ¿Podría abrir el maletero?
Conductor: Con mucho gusto. Llevo en él un ramo de flores para mi
esposa; hoy cumple años.
Comisario: No comprendo, el agente informó que usted no tenía
permiso de conducir, que el coche era robado, que llevaba una pistola en la
guantera y que había un cadáver en el maletero.
Conductor: ¿El agente? Parecía que estaba un poco borracho. Sólo le
faltó decir que iba con exceso de velocidad.
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