(Versión mejorada… y actualizada)
¿Recuerda Vd. la fábula de la tortuga y la liebre que
siempre discutían sobre quién era más rápida?
Para
dirimir la cuestión, decidieron correr una carrera.
Eligieron
una ruta y comenzaron la
competencia. La liebre arrancó a toda velocidad y corrió
enérgicamente durante algún tiempo.
Luego,
al ver que llevaba mucha ventaja, decidió sentarse bajo un árbol para descansar
un rato, recuperar fuerzas y luego continuar su marcha.
Pero
pronto se durmió. La tortuga, que andaba con paso lento, la alcanzó, la superó
y terminó primera, declarándose vencedora indiscutible.
Moraleja: Los lentos y estables ganan la
carrera.
Pero
la historia no termina aquí: La liebre, decepcionada tras haber perdido, hizo
un examen de conciencia y reconoció sus errores. Descubrió que había perdido la
carrera por ser presumida y descuidada. Si no hubiera dado tantas cosas por
supuestas, nunca la hubiesen vencido.
Entonces,
desafió a la tortuga a una nueva competencia. Esta vez, la liebre corrió de
principio a fin y su triunfo fue evidente.
Moraleja: Los rápidos y tenaces vencen a
los lentos y estables.
Pero
la historia tampoco termina aquí: Tras ser derrotada, la tortuga reflexionó
detenidamente y llegó a la conclusión de que no había forma de ganarle a la
liebre en velocidad. Como estaba planteada la carrera, ella siempre perdería.
Por eso, desafió nuevamente a la liebre, pero propuso correr sobre una ruta
ligeramente diferente. La liebre aceptó y corrió a toda velocidad, hasta que se
encontró en su camino con un ancho río. Mientras la liebre, que no sabía nadar,
se preguntaba "¿qué hago ahora?", la tortuga nadó hasta la otra
orilla, continuó a su paso y terminó en primer lugar.
Moraleja: Quienes identifican su ventaja
competitiva (saber nadar) y cambian el entorno para aprovecharla, llegan primeros.
Pero
la historia tampoco termina aquí: El tiempo pasó y tanto compartieron la liebre
y la tortuga, que terminaron haciéndose buenas amigas. Ambas reconocieron que
eran buenas competidoras y decidieron repetir la última carrera, pero esta vez
corriendo en equipo. En la primera parte, la liebre cargó a la tortuga hasta
llegar al río. Allí, la tortuga atravesó el río con la liebre sobre su
caparazón y, sobre la orilla de enfrente, la liebre cargó nuevamente a la
tortuga hasta la meta. Como
alcanzaron la línea de llegada en un tiempo récord, sintieron una mayor satisfacción
que aquella que habían experimentado en sus logros individuales.
Moraleja: Es bueno ser individualmente
brillante y tener fuertes capacidades personales. Pero, a menos que seamos
capaces de trabajar con otras personas y potenciar recíprocamente las habilidades
de cada uno, no seremos completamente efectivos. Siempre existirán situaciones
para las cuales no estamos preparados y que otras personas pueden enfrentar
mejor.
La
liebre y la tortuga también aprendieron otra lección vital: cuando dejamos de
competir contra un rival y comenzamos a competir contra una situación,
complementamos capacidades, compensamos defectos, potenciamos nuestros recursos...
y obtenemos mejores resultados.
Cualquiera que convierta una debilidad en una oportunidad gozará de mejores resultados. La competencia incentiva la búsqueda; los resultados, los procesos de mejora. Aquí nace la pregunta: Dado que Tortuga y Liebre quedaron conformes y alegres en la tercer moraleja; podría haber luego la reflexión cómo se considera el factor trabajo de la Liebre y la Tortuga respecto del término Justicia?
ResponderEliminarLa capacidad para convertir una debilidad en una oportunidad demuestra inteligencia.
ResponderEliminarLas posibilidades en situaciones de competitividad movilizan competencias.
Pregunta: Qué reflexión merece el concepto Trabajo (aplicado a la Liebre respecto del de la Tortuga, luego de la tercer situación) en relación al concepto Justicia?