Desde pequeña siempre tuve
miedo al irme a acostar porque creía que había alguien debajo de mi cama.
Cansada de ello, un día fuí a ver a un psiquiatra y
le expliqué: Tengo
problemas y no vivo tranquila cada vez que voy a acostarme creo que hay alguien
debajo de mi cama. Tengo miedo. ¿Me estaré volviendo loca, tiene cura?
El psiquiatra: Con mis sesiones en
doce meses estarás bien. Ven a verme tres veces a la semana y te curaré todos
esos miedos.
¿Y cuánto me cobrará, doctor?
Barato, 80 euros la visita.
Bueno, un poco caro, pero si me cura, vale la
pena.
Fuí tres sesiones y no volví a
su consulta, porque me suponía mucho
dinero. Seis meses después, me encontré con el doctor en la calle.
Hola, ¿porque dejó de venir a mi consulta
después de la tercera vez?
Bueno, doctor, 80 euros por consulta tres
veces a la semana por doce meses era mucho dinero. Por suerte encontré un
camarero en el bar que me curó en una sola sesión por diez euros y además con
cerveza y tapa incluída.
¿No me digas? ¿Y se puede saber cómo un
camarero que sólo sabe de servir tragos le curó por diez euros?
Pues sí, doctor, me dijo que cortara las
patas de la cama. Ahora ya no puede haber nadie allí abajo.
Olvídense de los psicólogos y
psiquiatras, tómense una cervecita o un vinito, disfruten de la vida y las
amigas y hablen con el camarero.
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