Una
empresa entendió que había llegado el momento de cambiar el estilo de gestión y
contrató un nuevo gerente.
El nuevo gerente vino
con la determinación de hacer cambios y volver a la empresa más productiva.
El
primer día, acompañado por sus principales colaboradores, hizo una inspección
en la empresa. En la planta todos estaban trabajando, pero un muchacho estaba
recostado contra la pared con las manos en los bolsillos. Viendo una buena
oportunidad para dejar bien clara su filosofía de trabajo, el nuevo gerente le
preguntó al joven: ¿Cuánto dinero gana usted al mes?
Trescientos euros, señor.
El
gerente sacó 300€ de su bolsillo y se los entregó al joven diciendo: Aquí tiene el sueldo
de este mes. Ahora desaparezca y no vuelva por aquí nunca más.
El
joven guardó el dinero y se fue.
El
gerente, orgulloso, pregunta a un grupo de operarios: ¿Alguno de ustedes puede decirme qué hacía ese
joven ahí?
Sí, señor, respondieron
atónitos los operarios, vino a entregar
una pizza.
Moraleja: Hay
personas que tienen tantas ganas de mandar, que se olvidan de pensar.
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