Asaltante: ¡La bolsa o la vida!
Viajero: Mi buen amigo. Si he de atenerme
a los términos de su conminación, mi bolsa debe salvar mi vida o mi vida debe
salvar mi bolsa. Usted ha dado a entender con toda claridad que tomará la una o
la otra, pero no las dos.
Asaltante: No quise decir nada de eso.
Usted no podrá salvar su bolsa entregando su vida.
Viajero: En este caso tome mi vida. Si no
me sirve para salvar mi bolsa, no sirve para nada.
Al
asaltante de caminos le satisfizo tanto la filosofía y el humor del viajero que
los tomó como socio. Y esta magnífica asociación de talentos fundó un diario.
(Ambrose Gwinett Bierce)
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